Creada para luchar contra el antisemitismo y la discriminación de las minorías dentro de la sociedad estadounidense, la ADL se ha convertido en uno de los mayores centros de lucha contra los prejuicios del mundo.

Corría el año 1913. En Atlanta, el judío Leo Frank fue acusado de asesinato y condenado a muerte, a pesar de reafirmar con vehemencia su inocencia. Dos años más tarde, aunque su sentencia fue cambiada a cadena perpetua, fue linchado por un grupo autodenominado "Comité de Vigilancia".

Este fue uno de los numerosos casos relacionados con judíos, detrás de los cuales se escondía el antisemitismo latente de la sociedad estadounidense de principios del siglo XX. Mientras los periódicos publicaban en sus páginas caricaturas de judíos, ridiculizándolos, los comerciantes colgaban carteles en las puertas de las casas. en sus establecimientos se leía "¡No se permiten perros! ¡No se permiten judíos!" Todo esto incluso antes de que Adolf Hitler tomara el poder en Alemania y el nazismo comenzara a extender sus tentáculos por toda Europa.

Fue en este contexto que surgió en Estados Unidos en 1913 la Liga Antidifamación - ADL (Anti-Defamation League). Creado por iniciativa del abogado Sigmund Livingston, quien explicaba su filosofía con las siguientes palabras: "apelar a la razón y a la conciencia y, si es necesario, utilizar la ley contra la difamación del pueblo judío... para garantizar que la justicia es un trato justo a todos los ciudadanos... para eliminar para siempre la discriminación injusta y el ridículo de cualquier grupo u organización de ciudadanos".

Esta preocupación por todos los segmentos sociales y no sólo por los judíos está vinculada a la percepción de los activistas de la ADL de que el bienestar de cualquier minoría estaba directamente relacionado con el bienestar de todos.

Desde el inicio de sus actividades, la ADL - como pasó a ser más conocida - contó con el apoyo y patrocinio de la institución judía B'nai B'rith. Con sólo dos escritorios en una oficina en Livingston, Chicago, y un presupuesto de 200 dólares, la nueva organización asumió el desafío de eliminar los estereotipos negativos de los judíos dentro de la sociedad estadounidense. Para algunos, Livingston era un soñador; para otros, un visionario que hizo de sus ideales una misión de vida, ganando aliados y abriendo nuevos caminos para alcanzar sus objetivos.

A lo largo de sus más de 80 años de existencia, la ADL se ha consolidado como una de las instituciones judías más importantes en la lucha contra el antisemitismo y la discriminación contra las minorías en general. Tiene sede en todos los estados americanos, una oficina en Jerusalén y otra en Viena, Austria. Hoy en día, la ADL está siempre presente allí donde los prejuicios y la difamación dejan su estela. La entidad viene asesorando a comunidades judías de la ex Unión Soviética, América Latina y Asia, entre otros.

Primeros Pasos

Desde los primeros años de existencia de la ADL, Livingston se preocupó por registrar los casos de antisemitismo y organizar informes para seguir la evolución de la situación. En dos años, registró cincuenta casos de ataques abiertos contra judíos en la prensa estadounidense. A mediados de la década de 1920, esta tasa ya se había reducido. En su lucha, Livingston contó con el apoyo del editor de The New York Times, quien envió un memorando a periódicos de todo el país desalentando el uso de referencias vulgares y caricaturas de judíos.

La publicación de material informativo promocional sobre judíos y judaísmo y su distribución en centros educativos, periódicos y, posteriormente, emisoras de radio y televisión, se convirtieron en prácticas habituales de la ADL. Durante la década de 20, la institución luchó contra las acciones del Ku Klux Klan, que boicoteó y destruyó negocios judíos y quemó cruces frente a sinagogas y otras entidades judías.

La ADL también denunció la publicación de Los Protocolos de los Sabios de Sión en el periódico The Dearborn Independent, propiedad de Henry Ford. Después de años de calumnias, Ford publicó una disculpa al pueblo judío. En una carta dirigida a Livingston, Ford expresó la esperanza "de que el odio a los judíos, comúnmente conocido como antisemitismo, y el odio a cualquier otro grupo racial o religioso, deje de existir para siempre". La entidad también luchó contra las cuotas que limitaban la presencia de judíos en universidades, empresas e instituciones públicas.

Nuevas Generaciones

Actualmente, ADL se divide en varios sectores, y es reconocida por su trabajo a nivel internacional. Tiene una división especial enfocada en la educación dentro y fuera de la comunidad judía estadounidense, responsable de varios programas, incluido World of Difference, cuyo objetivo es preparar a estudiantes, adultos y activistas comunitarios para superar los desafíos de un mundo globalizado, fomentando la tolerancia entre los diferentes. grupos. Creado en 1994, este programa cuenta actualmente con el patrocinio del Ministerio de Educación estadounidense.

La división también cuenta con el sector de Políticas y Programas Educativos, responsable de analizar los planes de estudio y los materiales didácticos utilizados en las escuelas no judías. También es responsable de preparar folletos sobre temas relacionados con el Holocausto, Israel y el judaísmo para establecimientos educativos no judíos.

También en el ámbito educativo, la ADL opera directamente en las universidades americanas. Esta área es responsabilidad del Departamento de Asuntos y Programas de Educación Superior. Su objetivo es contrarrestar el antisemitismo y todas las formas de difamación en las instituciones de educación superior estadounidenses y, cuando así se solicite, en el extranjero, siempre a través de posturas educativas.

Cuando creó la ADL en 1913, Livingston quizás ni siquiera imaginaba cómo se desarrollaría la institución a lo largo de los años. Se ha recorrido un largo camino desde la publicación de los primeros informes sobre el antisemitismo, publicados en la década de 20, hasta los estudios detallados que la ADL lanza cada año, siguiendo la trayectoria del antisemitismo en el mundo. Si bien los objetivos iniciales de erradicar el odio a los judíos aún no se han logrado plenamente, la ADL ciertamente ha desempeñado un papel fundamental en esta lucha durante los últimos 80 años.